La casa viene colgando, al igual que tus senos como una senora de cuarenta aun teniendo solo veinte, la piel dispersa, acabada, estrechez que cuenta cuantos amantes recorrieron tus piernas y aun asi soporto tus olores de tequila reposado, cerveza y cigarro, como un pasaje cruel y mal intencionado del quien fui en la concepcion de mi primer amor. Entonces entiendo la sonrisa macabra, los dolores de cabeza, los atardeceres de pelea, el arrepentimiento, el querer de un dia mejor en una soledad abosoluta.

A la plaga de tus despertares debo agregar el aborrecible olor de tus axilas, la mohedes de tus trapos de callejera,  las marcas del sudor en la tina de bano, el hormiguero entre las grietas del piso de madera.

Hoy desperte en la cama de una puta.

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